jueves, 28 de abril de 2011

Relacion alumno alumno

La Comunicación Educativa en su enfoque procesual está presente en aquellos modelos de educación que identifican a los procesos comunicativos no como meros instrumentos o estrategias del aprendizaje, sino como su esencia. Las definiciones más recientes del término destacan el papel de la interacción, de la elaboración conjunta de significados entre los participantes como característica esencial del proceso docente.

A partir de la revisión de la amplia bibliografía sobre el tema la autora considera que: “La comunicación educativa es un proceso de interacción entre profesores, estudiantes y estos entre sí y de la escuela con la comunidad, que tiene como finalidad crear un clima psicológico favorable, para optimizar el intercambio y recreación de significados que contribuyan al desarrollo de la personalidad de los participantes.” (CEPES).

Para comenzar el abordaje de las interacciones alumno- alumno, alumno- profesor y con el grupo como un todo para contribuir al desarrollo personal del estudiante universitario sería necesario partir de las siguientes interrogantes que guiarán las reflexiones que siguen:
¿Es posible el aprendizaje sin la interacción?
¿Podemos hablar de desarrollo personal sin mencionar interacción social, papel del otro, etc?
¿Es posible analizar cualquier problema en el ámbito educativo sin tener en cuenta el acto comunicativo?

En las condiciones socioeconómicas de igualdad de oportunidades, para la plena realización en todos los ciudadanos de sus potencialidades individuales, el sistema de enseñanza está al servicio del proceso de transformación social. Las relaciones educativas se democratizan sin perder el docente su función de guía de las nuevas generaciones. La actividad docente se transforma en actividad conjunta del profesor y los alumnos, se estimulan relaciones de comunicación entre ellos.

Las tendencias pedagógicas que se manifiestan en la actualidad vinculadas al proceso docente educativo, destacan la importancia de la comunicación profesor – alumno y de la participación activa del estudiante. Esto impone nuevas exigencias al profesor, el cual debe generar un ambiente comunicativo en su grupo escolar, que actitud más independiente y creadora y facilite una dinámica grupal positiva.

No obstante, a la realización de notables esfuerzos para lograr en el alumno una participación más activa, aún se manifiesta en las actividades un predominio del rol del profesor, mientras los alumnos se limitan a escuchar y responder algunas preguntas del profesor.

En las relaciones del profesor con sus alumnos, el mismo adopta diferentes estilos, que en unos casos se caracteriza la relación por garantizar la participación relativamente activa de los estudiantes, teniendo en cuenta los criterios de los mismos “estilo democrático” y en otros en la relación se imponen los criterios del profesor y no se tienen en cuenta los puntos de vista de los estudiantes “estilo autoritario”. Por lo general en la práctica pedagógica se dan estilos que se mueven entre estos dos polos, evidenciándose un equilibrio entre ambos o una tendencia hacia uno de ellos.
Un caso extremo en las relaciones profesor – alumno, lo constituye el estilo permisivo, donde el docente más que dar la participación al alumno, le deja hacer, es un caso de no imposición que implica la pérdida de su autoridad y del control del proceso.

El profesor debe saber combinar los recursos para imponer respeto y autoridad y a la vez llegar a sus alumnos, comprenderlos y lograr la confianza en ellos. La adopción de un estilo comunicativo que propicie el diálogo la cooperación, el trabajo grupal, el desarrollo pleno de los miembros, conjugando, los intereses individuales con los objetivos educativos generales, debe conducir al logro de una mayor eficiencia del proceso docente educativo.
Es importante que el profesor conozca que no existe un estilo comunicativo que garantice el éxito. Si el docente asume un estilo que no le es propio, pierde su autenticidad, de ahí la necesidad de conocer no sólo los estilos más empleados sino las características personales de cada cual, lo que hará posible el éxito del estilo que determine emplear en las diferentes situaciones comunicativas.

Los psicólogos y pedagogos con orientación humanista, enfatizan la necesidad de personalizar el proceso de enseñanza, de evitar los procedimientos generales dentro de este proceso, tratando de diferenciar la acción del maestro, teniendo en cuenta las características del escolar,
desarrollar la interacción comunicativa sana y personalizada entre alumnos y maestros, enfatizando en el desarrollo de motivaciones hacia la autonomía, la autorrealización y la creatividad en los alumnos.

Los procesos de enseñanza y educación representan un acto creativo, tanto por parte del docente en su expresión hacia los alumnos y en la interacción con estos, como por parte de los alumnos en la asimilación del material que el maestro brinda y en la configuración de su sentido para sí.
Durante el estudio, en el proceso de asimilación de conocimientos, se producen ideas, reflexiones, dudas, vivencias, que constituyen elementos esenciales para conducir el proceso de individualización del conocimiento por parte del profesor.

El error debe ser considerado como un momento necesario del aprendizaje y del desarrollo de la personalidad, saberlo utilizar como fuente de estimulo y desarrollo, es un elemento importante del proceso docente educativo.

El profesor debe estar bien preparado en sus conocimientos sobre la personalidad, sobre recursos como la conversación individual, las teorías de dinámica grupal y otros, en los que la formación tradicional por lo general es insuficiente. Los educadores no deben perder de vista el empleo de todas las formas y posibilidades de activación, en las cuales los alumnos tengan que fundamentar y defender sus puntos de vista, las decisiones y pruebas de reafirmación práctica, las que aportan demostraciones para la formación de convicciones y modos de actuación que conduzcan al desarrollo personal.

El sistema de influencias educativas en las escuelas debe responder a las necesidades específicas de la personalidad en la edad en que se encuentre el alumno. El estilo de trabajo, el contenido de las actividades, los métodos que se emplean, deben despertar el interés de los educandos por su realización y contribuir a que los objetivos educativos y los procesos prácticos externos, se transformen en motivos y formaciones psicológicas de la personalidad.

El alumno como sujeto del proceso educativo, no asimila automáticamente la influencia externa, sino que la incorpora a la personalidad en formación, a través de un proceso de transformación psíquica en el cual juega un papel esencial la práctica social activa, la experiencia individual acumulada y las necesidades del sujeto.

El profesor no siempre admite los puntos de vista personales y las opiniones de los adolescentes y jóvenes, lo que puede generar tensiones en las relaciones y una representación negativa en su trabajo en la formación de la personalidad de los mismos .Es necesario tomar en cuenta las opiniones, valoraciones, y juicios de los demás, esto nos permite penetrar en su mundo interno y conocerlos mejor, para orientarlos y lograr una comunicación más efectiva.

Al profesor le corresponde la tarea de coordinar las actividades informativas y de desarrollo de la personalidad de los alumnos, mediante la sistematización de las interacciones comunicativas, presentándoles la realidad de modo claro, lúcido, sencillo e interactivo. Se deben aprovechar al máximo las posibilidades o potencialidades del grupo para contribuir al desarrollo personal de cada uno de sus miembros.

Se trata de que el conocimiento se produzca fundamentalmente en función de los objetivos planteados por el propio alumno, teniendo en cuenta sus particularidades de personalidad. Las potencialidades para la autorregulación de su comportamiento de manera general se manifiestan en las posibilidades del alumno de plantearse sus propios objetivos y metas, así como en el dominio de los resultados que debe alcanzar a través de su actividad en las diferentes tareas que realiza.

Cuando se aprende desde un enfoque desarrollador se posibilita la reflexión del sujeto psicológico que se implica en la situación provocando no solo una valoración de la situación o los recursos intelectuales propios, sino que reflexiona y enriquece contenidos y funciones psíquicas superiores en su configuración reguladora del comportamiento.

Para un mejor desarrollo de las posibilidades autorreguladoras de la personalidad del estudiante, es necesario que posea un profundo conocimiento de sus particularidades actuales y potenciales, esto le permitirá plantearse objetivos asequibles a él, ser persistente en su logro, buscar las vías y los medios necesarios de acuerdo con sus particularidades para alcanzarlos, ser creativos y preocuparse por su propio desarrollo.

Se ha comprobado que las particularidades de la autoestima guardan relación también con las posibilidades de los alumnos de desarrollarse personalmente, ya que contribuyen a desarrollar la capacidad de plantearse metas que puedan ser realmente logradas, junto con la objetividad suficiente para evaluarlas. Además la autoestima puede llegar a constituir un importante motivo de conducta que impulse a la personalidad a superar sus propias limitaciones e inconformidades.

En el proceso comunicativo el profesor debe propiciar las condiciones adecuadas, un espacio para el desarrollo de una mayor interacción entre los miembros del grupo, de una comunicación más efectiva que condicione no solo el crecimiento personal sino también el crecimiento grupal, y ello solo se logra si la actividad docente se organiza como una actividad de grupo, generadora y mediatizadora de las relaciones entre sus miembros, que propicie el establecimiento de relaciones de dependencia para el logro de aprendizajes significativos.

La interacción en el grupo, no se logra con facilidad, frecuentemente no se manifiesta un verdadero trabajo de grupo, cada participante cuanto más defiende sus puntos de vista, pero no aprende, ni se enriquece con la visión de los demás, lo que es típico de la intervención disociada, fenómeno negativo que afecta la dinámica grupal.

El desarrollo está socialmente determinado, siendo esta su esencia. Las interacciones en las que el sujeto se compromete a lo largo de la vida permite que se logre este proceso, que con el aumento de la complejidad de los contextos sociales demanda del sujeto reestructuración y nuevas formaciones psicológicas capaces de adaptarse a la vida en el medio y posteriormente ser capaz de trascender la inmediatez en su comportamiento, siendo el resultado más importante del desarrollo el logro de la autorregulación del comportamiento.

Se ha propuesto un abordaje de la relación alumno-profesor, alumno-alumno, y grupo como un todo enfatizando en las posibilidades del alumno de desempeñarse más allá de su desarrollo actual con la ayuda del otro significativo, dándole al profesor un rol distinto al de presentador y controlador de la estrategia sino que se parte de la necesidad sentida de desarrollar o introducir la estrategia y que sea él mismo, de conjunto con el estudiante quien la transfiera y guíe su práctica y la de sus coaprendices, considerando que la situación de aprendizaje puede darse desde áreas específicas o desde el carácter multidisciplinario, en una actividad docente o en la práctica profesional.

jueves, 14 de abril de 2011

Relacion Profesor Alumno

Además de las buenas relaciones humanas que deben existir entre los padres y profesores, que están unidos fuertemente en la tarea común de educar a sus hijos/alumnos, también son de extremada importancia las relaciones entre los profesores y alumnos en el aula y en el colegio. La cordialidad y el buen humor han de presidir esas relaciones en todo momento, ya sea cuando todo sale bien o cuando están cansados o les duele la cabeza.
Esta convivencia cordial no se consigue a base de prohibiciones, de gritos, de castigos o de golpes. El profesor que conoce a sus alumnos -lo que supone interés y dedicación- prevé cómo van a reaccionar ante un hecho concreto.
La educación no se consigue por miedo al castigo y una clase paralizada por el miedo, puede tener apariencia de orden y compostura, pero esas conductas son forzadas y no tienen valor educativo.
El alumno debe tener la seguridad de estar apoyado por el profesor y esto se consigue reforzando las actuaciones positivas del alumno, en lugar de resaltar con frecuencia las negativas.
Para mantener la convivencia hay que cultivar el diálogo y especialmente la actitud de saber escuchar. En la clase hay que compaginar el diálogo amable y la disciplina.
Cuando sea necesario habrá que aplicar las normas de convivencia incluidas en el Reglamento de Régimen Interior y aplicar, si es el caso, el castigo correspondiente a la falta cometida. En todo caso habrá que hacer ver al alumno que se impone un castigo por su conducta antisocial, no como un enojo del profesor.
El profesor no puede convertirse en un cazador de faltas, sino más bien tiene que prevenirlas y enseñar y facilitar al alumno el comportamiento correcto. Quizá sea ésta la diferencia fundamental entre educador y enseñante.
A veces puede resultar difícil compaginar la autoridad y la convivencia basada en la cordialidad. La autoridad tiene que ser reconocida por los alumnos y se gana por el prestigio y la dedicación del profesor.
Con su autoridad, el profesor puede implantar el orden que es la base de la convivencia. Pero este orden nunca es inmovilidad y rigidez, sino que, con naturalidad, los alumnos se mueven cuando es necesario y guardan silencio absoluto cuando lo demanda el profesor.
¿Qué es preferible el trato de usted o el tuteo? Dependerá de la costumbre de cada uno, pero en todo caso tendrá que quedar a salvo el respeto y el aprecio mutuos, así como la necesaria autoridad del profesor.

jueves, 7 de abril de 2011

importancia de las relaciones interpersonales

Las relaciones interpersonales juegan un papel fundamental en el desarrollo integral de la persona. A través de ellas, el individuo obtiene importantes refuerzos sociales del entorno más inmediato que favorecen su adaptación al mismo. En contrapartida, la carencia de estas habilidades puede provocar rechazo, aislamiento y, en definitiva, limitar la calidad de vida.

Definicion de relacion interpersonal

Una relación interpersonal es una interacción recíproca entre dos o más personas. Se trata de relaciones sociales que, como tales, se encuentran reguladas por las leyes e instituciones de la interacción social.

Relaciones interpersonales